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viernes, 30 de octubre de 2009

Publicidad + Murcia ¿Quién da más?

Dos de mis (muchas y variadas) pasiones, pero de las más grandes. Mi terruño, Murcia (pero sin provincianismos catetos, ¿eh?) y la mejor cerveza del mundo: la Estrella de Levante.

Qué grandes son algunos.

martes, 27 de octubre de 2009

Publicidad

Obviamente, no es casualidad que ahora me fije más en los anuncios. Hay que reconocer que algunos de ellos son verdaderas obras de arte (no como otras cosas).

Pero hay una que me ha gustado especialmente, porque también a mí me encantan los juegos de palabras, retorcerlas, exprimirlas... (también a una de las ovejas de Glenkill le gustan las palabras, pero esa es otra historia).

El caso es que puestos a jugar con las palabras, ¿quién mejor que Scrabble?

http://www.ibelieveinadv.com/commons/Scrabble-A.jpg


Por otro lado, no se puede negar la vista comercial del responsable de turno en Microsoft, que para el lanzamiento del Windows 7 ha utilizado el pueblo de Sietes (Asturias). Lo mejor del vídeo, las palabras del final, que dice una vecina sentada en su sillita.

http://www.sietesunpueblodeexpertos.com/

En fin, que no sólo de productos vive el hombre, sino de su publicidad también.

Un poeta luchador

Viendo el espíritu que vuelca este padre en esta web dedicada a una enfermedad de su hijo, siento que personas así me reconcilian con la raza humana.

http://www.yosemoebius.es

Aparte, me ha servido para aprender algo nuevo, que no sabía, acerca de las enfermedades "raras" y el funcionamiento de nuestro cerebro.

Creo que merece la pena dedicarle un ratico.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El misterio de las piteras

La pitera (ágave americana, pita) es una planta que me ha llamado la atención desde pequeño. En mi pueblo no se veían mucho, pero cada vez que íbamos a Laroya a visitar a la familia veía un montón por el camino. Mi padre me contaba historias de ellas, y me explicaba cómo de esa planta salía el hilo de enea, con el que se hacían las sillas (al parecer, esto ya se hace poco, pero antes era muy habitual). En mi casa tengo una silla pequeña, tamaño infantil, que me encantaba de crío. Era un modelo a escala de las que usaban los mayores, y a mí me encantaba sentarme en mi sillica a comerme el bocadillo. Ahí quedó mi contacto infantil con las piteras. Pausa hasta los treinta y tantos.

Hace unos meses, en un viaje a Almería, volví a tomar conciencia de la cantidad de pitas que había por el camino y, en particular, en el parque natural del Cabo de Gata. Asocio esta planta al desierto (tiene la pinta de un cactus, aunque no sé si lo es), y me encanta su silueta. En las fotos quedan muy chulas, sobre todo al atardecer. Me hablan de paisajes áridos, vida en un entorno hostil, de las dificultades de tirar para adelante… y, sin embargo, ahí están. Con el tallo todo recto, a veces inclinado en ángulos imposibles, pero siempre desafiando a la sequía, al viento y a la gravedad.

Se lo comento a mis padres, almerienses empedernidos los dos y me hablan de que en su pueblo se utilizaban para construir escaleras, debido al poco peso del tallo (espárrago) que aparece en su florecimiento. Días después comprobé que en la Wikipedia se afirma lo mismo.

Una característica curiosa de la pita es el monocarpismo: sólo florece una vez en toda su vida, deja todo lo mejor de sí en multitud de hijuelos y después, simplemente, muere. No me enteré de esto hasta hace poco, pero me ha valido para apreciar más aún los pocos momentos de florecimiento de esta planta. Cuando veo una pitera con las flores reverdeciendo, me alegro interiormente. Es como ver un éxito de esta luchadora del desierto, en su batalla diaria por la supervivencia.

Por eso, hoy he disfrutado admirando a varias de estas plantas, cuando desde el mirador al que he subido observo que cerca de la playa hay unas piteras verdes. Un grupo de seis o siete de ellas, mirando desafiantes al mar, como diciendo: “A ver quién es capaz de secarnos”. Algún tronco seco sí que se ve en el suelo, entre ellas, pero eso sólo es una huella de la batalla que, de momento, siguen ganando ellas, aunque sea por la mínima. Entre las plantas y la playa, se ven los tejados de unas casas bajas, humildes, de tejas rojas y paredes blancas. Por supuesto, no puedo evitar hacer algunas fotos.

(recomiendo ver la foto en grande, haciendo clic sobre ella).

El caso es que la pita ejerce sobre mí una fascinación cada vez mayor, sin saber exactamente por qué.

Es el misterio de las piteras.

lunes, 5 de octubre de 2009

El poder de una buena historia

Cada vez me gustan más las palabras. Ya que no encuentro el sentido de la vida, al menos me conformaré, como decían los Monty Python (por cierto, hoy es el aniversario de su primera emisión) con encontrar su lado divertido. Y con las palabras, ciertamente, se le encuentra.

Por ejemplo, el prota de este vídeo. Screenwriter para Canal+. De este pájaro me gustaría a mí aprender. Y es que donde esté una buena historia, que se quiten muchas cosas...

¿Ni azúcar? ¿Ni ejercicio? ¿Ni leche de vaca? ¿Ni pan blanco?

Al azúcar ya le estaba cogiendo un poco de manía, aunque no se me hubiera ocurrido llegar al punto de llamarla "veneno". Pero eso era antes de leer esta entrevista.

De las otras cosas que menciona, no sé, pero siempre es bueno oír argumentos que cuestionen nuestras ideas, cómodamente asentadas (allá donde se asienten las ideas). El caso es que a mí muchos de los razonamientos que da el Montignac (sí, ese tan famoso por la dieta) me convencen.

La lectura original: http://lacomunidad.elpais.com/alimentacion-y-salud/2009/8/11/el-azucar-y-productos-light-son-veneno

Foto: según la entrevista, uno se puede pedir tarta de chocolate de postre, pero sin café. Eso sí, jugar con un agapornis (el único loro que hace nidos) en un bar de un pueblo perdido por esos andurriales, camino del aeropuerto de Valencia, es recomendable. Al menos, te vas a reír un rato. Si encima vas con un sobrino de 1 añico, más aún.
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